la casa
Una
luz me persigue desde el final del camino
cada
vértebra en calma
derecho,
rumbo a la casa sin paraje
Entre
medio de alguna piedra,
alguna
hierba seca
olisqueo
para ver si doy con la pista
que
acerque a esa huella
Al
país de nunca encontrar
tierra
secreta que jamás se fundó,
cuna
de todas las infancias
Que
me acerque ahí, este cuerpo de animal perdido
este
escarbar de fiera triste,
de
ojos agradecidos y desconfiados
El
paisaje se ve tan lejos,
más
allá,
del
otro lado del muro de las ilusiones
Es tanta la distancia
entre el recuerdo y la certeza
que
el animal se cansa
Lleva
la búsqueda impresa en la piel
con tinta indeleble de alguna esperanza
Congénita.
Un
grito que crece de noche
una
mañana que se hace esperar
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