domingo, 29 de junio de 2014

Encuentro (uno de verdad)


Esto pasó antes de que Iris, una mujer sin palabras, llegara casi desnuda a la puerta de la cueva. Había salido de la nada y con la nada misma en sus ojos. Helen se estremeció al verla y dudó si hacerla pasar, o mandarla de vuelta al pantano muerto del que parecía haber venido. Fue el susto lo que le ganó terreno a su generosidad, no otra cosa.

Esperanza, más rápida de reflejos ese día, invitó a la sombra de Iris a sentarse junto al fuego. La ubicó a una distancia prudencial, como para que no se desintegrara lo poco que quedaba de ella. Y la arropó.

Pero antes, unos pocos días antes, tuvo lugar esta conversación que pude oír. Yo me iba durmiendo y aún con los ojos cerrados podía verlas; y asi, las oía hablar.

El murmullo de sus voces daba forma a las imágenes, borrosas primero, de tonos intermitentes, con excesos de algún color, que se alternaban inmediatamente con su complementario. Después la escena completa se estabilizó y todo transcurrió en presente puro:

Esperanza, acurrucada entre las pieles de la cama de Helen. Su fragilidad es la del espantapájaros después de una tormenta eléctrica. Su fragilidad aparente. En el fondo, Esperanza es mas fuerte que Helen y eso es un secreto a voces.

La cueva de Helen, un témpano. O una grieta profunda en alguna pared olvidada del Polo. 
¿Qué importa dónde o cómo?
Hace frío. Y afuera solo hay viento. Y escarcha. Y hielo.

- Te lo digo, Helen, vuelven, siempre vuelven...

- Si te parece, así sera.

- ¡Es! … Se van, pasa el tiempo, me piensan, me olvidan, se enojan y vuelven a olvidarse. Y siglos después, mayormente cuando tienen frío, vuelven.

- No se por que no mentís. Deberías darle a todos la misma dirección: una casa en el árbol de un bosque, sin puertas ni ventanas.

- ¡Helen! No podía hacer eso... pero ahora es distinto. Van a volver, porque siempre vuelven... y no voy a estar.

¿Y si te encuentran?

¡Me haces reír, Helen! ¡No seria posible! ¡No es posible encontrar a alguien que ya no existe mas!
Se ríen. Las amigas se ríen entre los vapores de sus bebidas calientes. Los ojos de Esperanza están empañados. Esta vez de felicidad.


La voz de Esperanza se metió, profunda, en el comienzo de mis sueños.
Siempre me fascinó el fenómeno de condensación. Y las dos mujeres ríen tanto, que parecen una sola.

lunes, 26 de mayo de 2014

Historia


A veces la Historia del amor y la guerra.


A veces,  la Revolución de Mayo

se mezcla con el tratado de Baviera

Y Paso no sabe cómo decirle a Wallace

que desea ser libre



Sólo a veces

y bastante seguido

Popocatepl  no entiende por qué

Enrique IV no le da un abrazo



Helandro suspira de odio

en los bordes de un Tigris revuelto

en las laderas de un valle

asfaltado de preguntas



A veces las tropas esmaltadas,

rebosantes de cobre y espada

no conocen su cansancio

o el sueño de sus hijos



No han visto la luna

ni los ojos de Amonia de Nubes

cerrando los párpados

para contener una lágrima


A veces La Historia del amor y la guerra

enardece a la ignorancia



Y una vez, un día

Archibaldo va al río, en busca de agua

Pero encuentra arena

y no entiende la causa



Se sienta a mirar el cielo

implorando clemencia

Y hunde su mano triste en las piedras

y encuentra



Porque a veces, y sólo a veces



Debajo de la napa

se esconde la infanta Iris

que ha dejado el arco y la flecha

para lavar sus penas en la vertiente



Esa vez, sus cuerpos se palpitan 


Y cuenta la Historia

que al filo del tiempo
se dan un beso de amor

y no de guerra.

sábado, 3 de mayo de 2014


                                               (a un Capitán que a veces olvida abrir los ojos para ver)


                    A veces en la vida amanece


la luz nos comparte su alma


                    Y la dicha es tan, pero tan grande


que sólo podemos mirar el sol.