direcciones
Te
encontré en la muerte,
justo
antes de llegar a la esquina
en
la rotonda o, no se,
en
la calle de vereda ancha
cerca
de un abril atardecido
Y
amarse en ese espacio
resultaba
algo demasiado engorroso
Por
eso todas las explicaciones
y
las palabras despellejadas con bisturí
y
las noches de alcohol ciego
o
las conversaciones sin mirarnos
en
lugares públicos llenos, repletos
de
personas cotidianas
Estabas parado al lado mío
y
yo respiraba tu voz
que
no le hablaba a mis oídos
sino
a algún hueco profundo
en
el barranco de mi pecho
Nos
hubiéramos encontrado en la vida,
lejos
de la falta y de la soledad
en
aquella fiesta más temprana
o,
quizás, a la salida del teatro
No
se, se me ocurre, habria sido tal vez,
tal
vez hubiera sido así el mundo
tal
vez las horas
hubieran
hecho silencio.
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